Una colección de ideas y reflexiones sobre las que nadie me ha preguntado. Si quiere conocer la lista de mis sitios favoritos de Nueva York (y que nadie me había preguntado, obvio) puede leerla
Perdón, llego tarde.
Esta nueva entrega de ONP (toma acrónimo que me acabo de cascar) tendría que haber llegado en septiembre.
Septiembre es un mes que me encanta. Me gusta la energía que tiene Nueva York, es mucho más calmada que el resto del año. Creo que se debe a varias razones:
1. El calor infernal ha llegado a su fin.
2. Mucha gente se marcha en verano y vuelve a principios de septiembre con la energía renovada. Cualquier persona que habite esta ciudad sabe que el aura se te tiñe de color tizón cuando pasas más de 4 meses seguidos rodeada de asfalto, ruido y ratas.
3. La gente baja un par de marchas la intensidad vital, intentando guardar energía para lo que llaman la Holiday Season: Halloween, Thanksgiving, Rosh Hashanah (año nuevo judío), Christmas, Hanukkah y cualquier festividad en la que se pueda amortizar una buena calabaza y un buen trozo de muérdago.
Bueno, que me voy por las ramas. Venía yo cargadísima de ideas y de cosas que contar sobre Argentina, en concreto de Buenos Aires. Qué ciudad, qué gente, qué belleza y qué cultura. Llegamos allí en un momento agitado para el país y un mes después nos marchamos cuando se había montado el quilombo padre tras el intento de asesinato a punta de pistola de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Este viaje ha sido una inmersión absoluta en la cultura de un país que por Historia está muy ligado a España (veía rastros de Madrid por todas partes) pero que a la vez ha desarrollado una identidad única y singular.
Pero sin duda, lo mejor de Argentina son los argentinos. Una vez entiendes el fervor con el que tratan todo aquello que les apasiona, comprendes, por ejemplo, por qué las bandas de música hacen sold out 20 días seguidos, o por qué el peronismo, ese sentimiento político patrio que no entiende de izquierdas ni de derechas, no podría existir en otro lugar del mundo. Pude comprobarlo en mis propias carnes, cuando se me ocurrió organizar una jornada de life portraits en el Centro Cultural Recoleta. Fue una pasada conocer a tanta gente amable y simpática que se acercó a por su dibujo y que de paso compartió historias, palabras cariñosas y alfajores conmigo.
Bueno, pues lo que iba diciendo. Venía yo con la idea de poner todos mis dibujos y apuntes juntos para darles forma de libro/cuaderno de viaje de Buenos Aires, pero fue poner un pie en Nueva York y mi noble intención fue devorada por la feroz vorágine de la city. Qué punzante el dolor cuando eres consciente de que lo que hace una semana te estaba haciendo feliz, ahora se empieza a ver borroso. En fin, la idea sigue ahí e iré mordiendo tiempo de mi ocio para no dejar que ese proyecto muera antes de nacer.
Otro de los motivos por los que me gusta Nueva York en septiembre es (oh my goodness), la New York Fashion Week. Una sensación generalizada de que todo el mundo lleva una semana sin comer impregna la ciudad, y yo, como buena groupie stalker, afino mi sentido arácnido por si me topo con alguna celebrity haciendo cola en el Starbucks de la esquina. La gente amable de Tommy Hilfiger me invitó a su desfile en Brooklyn. Cayó un tormentón legendario pero eso no impidió que disfrutáramos del pedazo de show que montaron.
Mi buena amiga, ávida periodista y la persona que más sabe de moda que conozco, Leticia García, me arrastró a todas las fiestas rimbombantes que se celebraron downtown. Todas tuvieron lugar en la planta 60 o superior de algún edificio de pátina histórica cuyos ascensores no excedían las 4 personas de capacidad máxima. Yo le digo que apunte todo esto, lo absurdo y lo divino, y que un día escriba un libro y que yo se lo ilustro. Ella se ríe.
De momento y hasta que esto ocurra, podemos disfrutar de la maravilla que Leticia acaba de publicar, Batallón de modistillas. Yo lo he devorado en una tarde y me he quedado tó picueta. El libro cuenta una parte de la historia de la moda que ha sido silenciada y cuyas protagonistas (oh, sorpresa) son mujeres. ¿Sabían ustedes, por ejemplo, que fue una diseñadora afroamericana, Ann Lowe, la que firmaba el vestido de novia de Jackie Onassis cuando se casó con JFK? Aunque Lowe fue la favorita para diseñar trajes para las damas más poderosas de su época, nunca recibió reconocimiento alguno en vida por ser una mujer negra.
En fin, les dejo el enlace aquí por si quieren saber más.
And speaking of books.
Por fin puedo gritar a los cuatro vientos algo que llevaba muchísimo tiempo (eones) queriendo compartir.
Redoble de tambores
El próximo 17 de octubre podrán encontrar en librerías de toda España el primer libro escrito e ilustrado por una servidora, “New York is the thing. Diez personajes extraordinarios que transformaron Nueva York“. He cogido el título prestado de un poema de Patti Smith que resume a la perfección esta relación de amor-odio, pero sobretodo amor, a lo que sea que Nueva York hace con nosotros.
En el libro recojo la vida de diez personajes que dejaron su huella en Nueva York. Todos ellos pasaron por la ciudad para convertirse en las personas que quisieron ser, pero a su vez consiguieron transformar la ciudad tras su paso. Espero que les guste el resultado y que disfruten leyendo esta guía mitómana ilustrada.
¿Los reconocen?
Lo dicho, “New York is the thing“ estará disponible en librerías españolas a partir del lunes 17 de octubre, pero si no pueden esperar, aquí les dejo el enlace de la preventa.
Y bueno, no quería despedirme sin mencionar un tema que está teniendo mucha menos repercusión virtual que la que debería: el valor y los ovarios que están teniendo las mujeres iraníes plantando cara al régimen tras el asesinato de la joven Mahsa Amini (22 años) por no llevar correctamente colocado el hijab. Toda una generación de mujeres que ya no tienen nada que perder ha salido a la calle a quemar sus velos. La policía está disparando mortalmente a los protestantes (más de 80 muertos reportados) y aún así, estas mujeres siguen concentrándose para reclamar su libertad. Una de las medidas que ha tomado el gobierno de Irán es bloquear el acceso a internet para que no se difundan las imágenes de la lucha. Por eso es importante que los que sí que podemos, ayudemos con la difusión. Ninguna mujer es libre hasta que todas lo seamos, así que esta lucha también es nuestra.
Por si aún no la han visto, les recomiendo encarecidamente la pélicula de animación “Persépolis“, que explica de manera extraordinaria cómo cambia la vida de una niña en Teherán tras la Revolución de 1979.
Y eso es todo por hoy.
Gracias por leerme y recuerden guardar algo de energía para lo que se viene.